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Ocho años han transcurrido desde que los habitantes de la comunidad viposa, quedaron prácticamente abandonados sin agua potable en sus tuberías.
Nueva Cúa, sector 4 de Viposa — Una avería en el sistema hidráulico ha reducido drásticamente la presión del servicio, dejando a cientos de familias sin el derecho básico al acceso al agua. Según un ingeniero que evaluó la situación hace años, el problema radica en una llave de servicio que fue mal cerrada, dejando un conducto tan reducido que el agua apenas fluye.
A pesar de los incontables reclamos ante Hidrocapital, la Defensoría del Pueblo y la Alcaldía del municipio Urdaneta, el problema sigue sin resolverse. La mayoría de las casas dependen de costosas bombas de agua, y aun así, muchas no logran recibir el servicio. En un intento desesperado, algunos vecinos han tenido que improvisar sistemas de mangueras compartidas para recolectar agua los pocos días en que Hidrocapital restablece el suministro.
Cansados de la indiferencia oficial, los habitantes del sector se organizaron y recogieron más de 100 firmas en una carta donde exponen la gravedad de la crisis y exigen soluciones inmediatas. Este documento fue entregado al despacho de Jonatan Herrera.
En la comunidad residen personas mayores, niños y ciudadanos con discapacidad, quienes son los más afectados por esta crisis. La falta de agua no solo atenta contra la calidad de vida de los vecinos, sino que también pone en riesgo su salud y bienestar.
El año pasado, una ingeniera de Hidrocapital llamada Yuneisi visitó la zona y se comprometió a investigar la problemática. Sin embargo, los vecinos temen que esta haya sido otra promesa vacía que, como tantas otras, quedó en el olvido.
“Estamos cansados de que nos ignoren. No podemos seguir viviendo sin agua mientras las autoridades dan largas al problema. Exigimos acción inmediata y soluciones definitivas”, expresaron los vecinos con indignación.
Desde la comunidad hacen un llamado urgente a la Defensoría del Pueblo, a Hidrocapital y a la Alcaldía del municipio Urdaneta para que dejen de ignorar el clamor de cientos de familias que llevan casi una década padeciendo esta situación inhumana. El agua es un derecho, no un privilegio.
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