Efesios 2.1-3 “1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.”
Los seguidores de Cristo conocen la importancia de ser salvos, pero el mundo no. Quienes no tienen una relación personal con Dios por medio de su Hijo Jesús están:
• Muertos espiritualmente. Hay tres tipos de muerte: física, espiritual y eterna. La muerte espiritual ocurrió en el huerto del Edén cuando la desobediencia dañó la relación de Adán y Eva con Dios (Ro 5.12). La muerte eterna será al final de los tiempos, cuando todos los que han rechazado a Cristo serán alejados de Dios (Mt 25.41).
• Viviendo una vida de pecado. Nuestra naturaleza es rebelarnos contra Dios. Estamos esclavizados al pecado (Jn 8.34), y cualquier esfuerzo por liberarnos de su poder es en vano.
• Bajo la ira divina. Debido a nuestra desobediencia, estamos bajo el juicio de Dios. Todos los esfuerzos por ganarnos su aprobación y escapar de la condenación son insuficientes. El pecador no tiene nada aceptable que ofrecer al Dios santo. Nuestra única esperanza es que alguien pague nuestro castigo.
Por tanto, Dios ha provisto un camino para que todos pasemos de la muerte espiritual a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad, y de la condenación a la intimidad con Él. Cristo es el único camino (Jn 14.6), quien satisface cada necesidad.
Dr. Charles F. Stanley, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Atlanta y fundador de Ministerios En Contacto.