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«Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas». MATEO 11.29
Hoy, cada persona que usted conoce es «pobre» en espíritu —o está carente de él — de alguna manera. Pueden tener el corazón roto por una prueba o una relación personal arruinada, permanecer cautivas de recuerdos negativos del pasado, o desilusionadas debido a sueños no cumplidos. Ese peso emocional no representa solo una carga en sus vidas diarias, sino que es un indicador de que el enemigo tiene una fortaleza. Ya sea que sus propias angustias, aflicciones o pruebas broten de causas externas o internas, el dolor es real.
Y a menos que usted les haga frente, continuarán haciéndole daño. Esos sentimientos, patrones de pensamiento y experiencias pasadas continuarán traumatizándole cada vez que los recuerde, y a la larga le impedirán disfrutar de la libertad que Jesucristo ofrece. No se avergüence. Todos batallamos. Lo que debe hacer es entregar a Cristo sus cargas y permitirle que le libere. Él le enseñará una forma diferente de vivir. Así que no tema ni se desaliente. En lugar de eso, confíe en Él y halle descanso para su alma.
Jesús, estoy quebrantado y soy pobre de muchas maneras. Por medio de tu Espíritu, líbrame de mi lastre emocional para que pueda ser verdaderamente libre. Amén.
En su presencia… sea libre de sus cargas.
Dr. Charles F. Stanley
Pastor de la Primera Iglesia Bautista de Atlanta
Fundador de Ministerios En Contacto.







